
Me sorprendí odiando las migas de la mesa, sacándolas una a una y casi maldiciendo al vil ser que se atrevió a esparcirlas sin ningún pudor. Me sorprendí haciendo mi cama de la forma más perfecta que se pudiera conseguir, que ningún centímetro falle, que los cojines queden perfectamente ordenados. Me sorprendí odiando la pasta de dientes abierta, con esos restos duros que me asquean hasta el cansancio, la incontenible rabia que me dio sólo el verla ahí, tan quieta, arrojada en el lavamanos. Sí, soy una mujer maniática, descubrí. Eso y tantas cosas cotidianas suelen ennegrecer mi genio y puedo llegar a ser irritantemente insoportable.
Impaciente. No hay virtud menos mía que la paciencia. La ansiedad me corroe a diario. Y así rompo cosas, grito, lloro, me como las uñas....etc. Sí, soy una mujer tremendamente impaciente, asumí.
Me encontré en la penosa situación de llorar frente a las palabras, frente a la música, en el teléfono, en la ducha, en la micro, frente a esta misma pantalla. De llorar por cosas mínimas, cosas por las que quizás nadie lloraría. En la penosa situación de llorar en hombros ajenos, sobre el que amé, de llorar de noche y de día, de llorar, simplemente. Y de recordar cuánto lloro, cuánto y por qué, tan sólo de recordarlo vuelven las ganas de llorar. Porque mi exterior no es más que el reflejo de mi fragilidad, hasta de mi exageración. Soy una mujer extremadamente llorona, sensible, hiperbólica (sí, puede que sea una palabra recién inventada, no la pienso buscar en la RAE).
Me ví, parada allí, riendo de cualquier cosa. Con esos ataques de risa que suelen contagiar a las personas. Y recordé que todos los días río...y que me encanta. Y que me encanta compartir esas risas. Y supe entonces que sí, soy una mujer alegre.
Me veo, corriendo por las calles, bajando rápidamente las escaleras y pidiéndo mil disculpas, porque aunque quiera y haga hasta lo imposible (en mis nociones de posibilidades-o imposibilidades-) siempre llego tarde a todos lados, siempre hago esperar a la gente...siempre!. Y entonces reniego de mi condición de mujer impuntual.
Viajé por mi memoria y me encontré besando una cara, unas manos, cantando al oído, escribiendo cartas de amor, cortando uñas ajenas, haciendo pancito con huevo, con palta....acariciando una espalda, un ombligo, diciéndo esas palabras, esas.....y las mariposas en la guata..... contando mis cosas, escuchando, aconsejando, sintiendo....Acurrucándome, independiente del calor o el frío....Amando. Soy una mujer romántica, tierna, soñadora y entregada...lo sé.
Soy una bruja, celosa y posesiva. Y exigo una EXCLUSIVIDAD casi enfermiza. Las palabras bellas sólo para mí, los piropos sólo para mí, las confesiones solo para mí. Y me duele en el alma sentirme relegada a un segundo lugar. Y odio a cualquier mujer que ande metiendo sus narices moquillentas en mi terreno!...Y así pues, las experiencias de la vida más brujilda me ha puesto.
Siempre aperro. Me llevo bien con todo el mundo pese a que soy (no sé por qué) un tanto misántropa. Me pillo siempre conversando de lo lindo entre puros desconocidos...jaja...dando hasta discursillos (no lateros, creo), peliando, incluso, defendiendo mis ideas. ¿Terca como mula? No tanto. Más bien Jalisco (Jalisco nunca pierde).
Mujer idealista. Por siempre y para siempre. Amén.
Y claro. Me faltan un millón de cosas más. Si soy mujer pues, las mujeres somos un complejo mar con más de un horizonte....
Un pequeño viaje hasta el fondo de mis cosas.....
Impaciente. No hay virtud menos mía que la paciencia. La ansiedad me corroe a diario. Y así rompo cosas, grito, lloro, me como las uñas....etc. Sí, soy una mujer tremendamente impaciente, asumí.
Me encontré en la penosa situación de llorar frente a las palabras, frente a la música, en el teléfono, en la ducha, en la micro, frente a esta misma pantalla. De llorar por cosas mínimas, cosas por las que quizás nadie lloraría. En la penosa situación de llorar en hombros ajenos, sobre el que amé, de llorar de noche y de día, de llorar, simplemente. Y de recordar cuánto lloro, cuánto y por qué, tan sólo de recordarlo vuelven las ganas de llorar. Porque mi exterior no es más que el reflejo de mi fragilidad, hasta de mi exageración. Soy una mujer extremadamente llorona, sensible, hiperbólica (sí, puede que sea una palabra recién inventada, no la pienso buscar en la RAE).
Me ví, parada allí, riendo de cualquier cosa. Con esos ataques de risa que suelen contagiar a las personas. Y recordé que todos los días río...y que me encanta. Y que me encanta compartir esas risas. Y supe entonces que sí, soy una mujer alegre.
Me veo, corriendo por las calles, bajando rápidamente las escaleras y pidiéndo mil disculpas, porque aunque quiera y haga hasta lo imposible (en mis nociones de posibilidades-o imposibilidades-) siempre llego tarde a todos lados, siempre hago esperar a la gente...siempre!. Y entonces reniego de mi condición de mujer impuntual.
Viajé por mi memoria y me encontré besando una cara, unas manos, cantando al oído, escribiendo cartas de amor, cortando uñas ajenas, haciendo pancito con huevo, con palta....acariciando una espalda, un ombligo, diciéndo esas palabras, esas.....y las mariposas en la guata..... contando mis cosas, escuchando, aconsejando, sintiendo....Acurrucándome, independiente del calor o el frío....Amando. Soy una mujer romántica, tierna, soñadora y entregada...lo sé.
Soy una bruja, celosa y posesiva. Y exigo una EXCLUSIVIDAD casi enfermiza. Las palabras bellas sólo para mí, los piropos sólo para mí, las confesiones solo para mí. Y me duele en el alma sentirme relegada a un segundo lugar. Y odio a cualquier mujer que ande metiendo sus narices moquillentas en mi terreno!...Y así pues, las experiencias de la vida más brujilda me ha puesto.
Siempre aperro. Me llevo bien con todo el mundo pese a que soy (no sé por qué) un tanto misántropa. Me pillo siempre conversando de lo lindo entre puros desconocidos...jaja...dando hasta discursillos (no lateros, creo), peliando, incluso, defendiendo mis ideas. ¿Terca como mula? No tanto. Más bien Jalisco (Jalisco nunca pierde).
Mujer idealista. Por siempre y para siempre. Amén.
Y claro. Me faltan un millón de cosas más. Si soy mujer pues, las mujeres somos un complejo mar con más de un horizonte....
Un pequeño viaje hasta el fondo de mis cosas.....
2 comentarios:
Que encantadora eres...
si
pero tambien un mounstruo cunado quieres
de todas maneras
la sagre que gira en el cuerpo si mi permiso
lo hacer por tu culpa
no se porque
siento el amor de nuevo
el amor esta de vuelta
y te amo
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