Profecía

Mariana soñaba con escucharlo, aunque sea un "Hola!", lo que fuera. Se ponía la funda de la almohada en la cabeza y simulaba en su dormitorio ser una novia, y el beso "Puede besar a la novia" ,era la parte que más le gustaba, brotaban las lágrimas soñando que algún día besaría a Amaro. Dos años amando en silencio, mucho tiempo.

Ahora que lo ve, postrado en una cama, casi sin vida, o con la vida dormida, en otro mundo. Ahora muere también ella, muere cada vez que lo toca, que lo besa, que lo siente respirar. Porque el amor, las palabras "Quieres pasar el resto de la vida conmigo"....se han ido, para siempre y sólo queda un cuerpo, que ya nada entrega.

Hola-dijo Amaro. La música estaba muy fuerte. -Hola!!!- repitió. Ha comenzado la vida, pensó ella. Esa noche hablaron de estrellas y mares, caricias sólo con mirarse, el deseo de un beso nervioso. Estaban enamorados, el uno del otro, sin saberlo, se habían amado, quizás desde siempre.

¿Como está?, Díganme!!!!-lloraba Mariana. El Doctor enmudeció por unos segundos. "Muerte cerebral".

Ella nunca más rió, no habló, no miró fijamente. Sólo le cantó en el oído a Amaro, dejando caer una buena cantidad de lágrimas sobre él, cada noche. Esperando que despierte, que le tome de la mano y la lleve a algún bar, a algún parque, se le fue la vida. Hasta que decidió acostarse a su lado y dormir para siempre.

"Voy y vuelvo mi amor". Nunca volvió, porque la vida suele reírse de los amores.