Veintisiete declaraciones de amor se atoraron en mis entrañas
cuánta letra hecha polvo! cuánta caricia incinerada! cuánta desesperanza! tanta..tanta..
cuánta letra hecha polvo! cuánta caricia incinerada! cuánta desesperanza! tanta..tanta..
aturdidas en el agónico aliento alchólico y hostil de la semi noche -semi sin usted mordiéndome los muslos-
cuánto vacío! cuántos beso sin tu lengua! cuánto dolor! tanto..tanto..
cuánto vacío! cuántos beso sin tu lengua! cuánto dolor! tanto..tanto..
Rasguños rojos, profundos, purulentos, que tuercen las venas,
manos lánguidas, una púrpura silueta a lo lejos, muy lejos...casi imperceptible mas, yo no puedo dejar de sentirla, torpemente, su desprecio.
Alguien que huye, que escapa, que corre
y no logra desaparecer, más grande o más pequeño, se ve
desesperado, gritando... queriendo no estar, no ser,
el mundo, los golpes de la infancia, lo convirtieron
dibujaron en su espalda el reflejo de todo lo que un día renegó
el cerebro fragmentado en imágenes que como fotografía pasan una tras otra,
estás drogado, asqueado...
Y se esucha, ténue y patético
el murmullo de unos grillos nocturnos, un murmullo voraz, que aterra"sálvame, sálvame"
Un ruego que anheló construir un mundo aparte
-mucho más que aquello-
-mucho más que aquello-
un nuevo universo donde no existen explosiones, ni nuevas estrellas, ni movimiento, ni tiempo
ninguna convención que agriete nuestras almas
sólo mañanas de cuerpos tibios y lágrimas azules
que nos libren del espacio entre la atmósfera y la maldita gravedad.
Tú, tú, tú!
acariciándome el cabello, arrancándome el cabello
arrojándolo a la calle, todavía tú golpeándome el vientre
orquídeas, tabaco, alcohol y sangre, todo fundido en una misma cosa que clava
Todavía , tú
violentándome, violándome....
todavía, tú.
Asesinando cada gota de amor que vivía en mi.
Veintisiete declaraciones de amor atoradas en mis entrañas
no fueron ni serán suficientes
para llenar los espacios en blanco
de toda futura semi noche -semi sin usted mordiéndome los muslos-.
Asesinando cada gota de amor que vivía en mi.
Veintisiete declaraciones de amor atoradas en mis entrañas
no fueron ni serán suficientes
para llenar los espacios en blanco
de toda futura semi noche -semi sin usted mordiéndome los muslos-.