miércoles, marzo 21

Veintisiete declaraciones de amor se atoraron en mis entrañas 


cuánta letra hecha polvo! cuánta caricia incinerada! cuánta desesperanza! tanta..tanta..


aturdidas en el agónico aliento alchólico y hostil de la semi noche -semi sin usted mordiéndome los muslos-


cuánto vacío! cuántos beso sin tu lengua! cuánto dolor! tanto..tanto..




Rasguños rojos, profundos, purulentos, que tuercen las venas,
manos lánguidas, una púrpura silueta a lo lejos, muy lejos...casi imperceptible 
mas, yo no puedo dejar de sentirla, torpemente, su desprecio.




Alguien que huye, que escapa, que corre


y no logra desaparecer, más grande o más pequeño, se ve


desesperado, gritando... queriendo no estar, no ser,


el mundo, los golpes de la infancia, lo convirtieron


dibujaron en su espalda el reflejo de todo lo que un día renegó


el cerebro fragmentado en imágenes que como fotografía pasan una tras otra,


estás drogado, asqueado...








Y se esucha, ténue y patético
el murmullo de unos grillos nocturnos, un murmullo voraz, que aterra
"sálvame, sálvame"




Un ruego que anheló construir un mundo aparte


-mucho más que aquello-


un nuevo universo donde no existen explosiones, ni nuevas estrellas, ni movimiento, ni tiempo


ninguna convención que agriete nuestras almas


sólo mañanas de cuerpos tibios y lágrimas azules


que nos libren del espacio entre la atmósfera y la maldita gravedad.






Tú, tú, tú!




acariciándome el cabello, arrancándome el cabello




arrojándolo a la calle, todavía tú golpeándome el vientre




orquídeas, tabaco, alcohol y sangre, todo fundido en una misma cosa que clava




Todavía , tú




violentándome, violándome....




todavía, tú.




Asesinando cada gota de amor que vivía en mi. 




Veintisiete declaraciones de amor atoradas en mis entrañas


no fueron ni serán suficientes


para llenar los espacios en blanco 


de toda futura semi noche -semi sin usted mordiéndome los muslos-.