Podría tomar esos que parecen ser rojos y transportarlos a este espacio,
podría, pero no lo haré, porque me enmarco en la inconsecuencia
y cuelgo de las paredes de ese mal oliente hogar
no sólo soy adorno, además la más bella obra de arte por un par de minutos.
Incluso en el oído...se me oye... y ese olor dulce que todo lo cubre...
el vómito desparramado y el cuadro que cae en mil pedazos.
Camina por encima y se resbala en las perlas de estornudo
todo por culpa de los plátanos orientales que entran por la nariz
los labios morados, el vaho que dibuja y desdibuja, el aliento frío, cansado
y el sabor de tu oído, en mi lengua y todas mis perlas haciendo daño en tus pies...
Eso del constante sueño se vuelve un teleférico ciudadano
con todo y flores en el pelo, soplo mi mano y el viento la lleva hasta su cuello
en su cuello se anida y me rio estruendosa,
"lo cortés no quita lo valiente", me dices caballero...
Y tal como canta Rodríguez,
quisiera ser mariposa blanca
e irritarte en el recuerdo
y no soplarte más en el cuello
no arrojarte más las flores de mi pelo
y no estallar en la almohada para que el accidente nos deje ilesos de una vez por todas.
De carne y hueso he perdido los pedazos,
confitada me desangro en labios corruptos...
de carne y hueso me he soñado espiritual,
confitada me desangro por cada peldaño de la infinita escalera...
dejo mis perlas, en cada uno de ellos
y resbalan, y resbalan y resbalan...
tus ideas, argumentos y actos,
mientas tu oído juega a ser de títere en el teléfono
y yo compro el ticket preferencial para tan burlona actuación.